GRAFITORUM+TRANS+BIBLIA PAUPERUM

En 2008 fue propuesta la primera versión de este proyecto, diseñada específicamente para la vitrina de Lugar a dudas, la obra reunía tres elementos básicos -los textos de diez grafitis, su traducción al latín, y la aparición escrita tanto en la pared como en un informador electrónico- apostando todo en un pequeño cubo blanco con la proximidad necesaria para permitirles amplificarse entre sí. La pequeña puesta en escena abría la puerta a la reconfiguración de los significados temporales de estos agentes, entrelazando las frases con sus traducciones en una lengua muerta para maquillarlas como algo sagrado, como si fueran sacadas de un manuscrito que circulaba ahora a la velocidad que hace posible la electricidad, enfrentándose con la pintura portátil que demuestra el apuro en su ejecución. Todo encerrado y dispuesto hacia la calle para que sus contenidos se hicieran públicos, construyendo un juego de relaciones entre un anuncio tecnologizado y otro más informal realizado con la mano, ejerciendo así una suerte de presión sobre las estructuras de actualidad que podían estar asociados a estas palabras, al lugar donde estaban dispuestas y sobre todo a los contextos de donde provenían inicialmente.
La instalación, titulada Grafitorum Electritat, fue por casualidad el primer paso de una serie de intentos que más adelante comenzaría su propio juego de movilidad en el tiempo, cuando en 2009 y bajo el nombre de Trans fue realizada una segunda versión en la IV Bienal ASAB, el destino del proyecto se consolido bajo la figura de un índice, alrededor del cual se reunirían siempre las mismas variables, conjugándose según las condiciones de los espacios que las recibían, sumando materiales o soportes que pudieran ampliar los significantes temporales. Quedo claro que el comentario principal era la duración de ciertos arquetipos de representación y gramática visual en un discurso de la resistencia y la protesta, discurso que por su presencia continua apelaba no solo a propósitos pragmáticos de denuncia pero a conservar y reivindicar las causas aun no resueltas que habían hecho necesarios estos gestos.
De esta manera la ficción que acompaña a la actualidad podía ser rodeada por medio de traducciones, no solo de las lenguas que revelaban el discurso, pero también de los materiales que hacían los objetos o dibujos. En este sentido la tercera versión reúne las mismas diez frases, colores y referentes de tiempo que se habían sugerido en las anteriores entregas. Biblia Pauperum, - Biblia de los Pobres- es entonces un comentario ampliado, en el cual las imágenes se convierten en motivo, las frases que fueron inicialmente recogidas de los muros de una universidad pública se convierten en inscripciones en piedra, robadas de algún edificio en ruinas que al igual que las utopías terminan exhibidas, románticas y acabadas han quedado dispuestas en el museo del vencedor, los arquetipos de representación que aparecen una y otra vez en los registros de marchas, o en la grafica de movimientos u organizaciones populares están igualmente dormidos en la publicidad y la fotografía periodística, como las palabras que resisten esperan una suerte de depuración para salir del fondo y de la cita y hacerse protagonistas otra vez.
Las páginas de revistas que dictan la historia fiel de los sucesos, no son otra cosa sino la muestra del poder que tiene aun el reino visual para educar, dirigir y controlar los afectos del público, al igual que hace quinientos años el discurso escrito se acompaña de imágenes para alcanzar la universalidad, como en algún momento lo entendiera la iglesia, su poder dependía en gran medida de la cantidad de adeptos que pudiera reunir y de la posibilidad que estos tenían de compartir el código de lenguaje con que la iglesia impartía su fe; hoy el poder ha cambiado parcialmente de manos y en el teatro de la opinión publica los poderes requieren de medios que transmitan sus paradigmas, en una época de tecnificación de lo visual, era de imágenes en movimiento altamente reproducibles e intercambiables, el cause informático y conductista puede ser trazado hasta su origen en la imprenta, la técnica progresa y perfecciona los canales de transmisión, y sin embargo en los límites del cauce existen rastros que, o bien resisten o caen instrumentalizados bajo la influencia programática de la actualización del mundo.
A medida que la imagen se hace presente en cada centímetro de la experiencia, lo hacen también los infinitos discursos que ella soporta, entre ellos se revelan las hegemonías y su jerarquía, hace parte de su naturaleza encontrar la manera de durar, su permanencia no solamente demuestra su eficiencia sino también su violencia, esa que no queda registrada en su forma pero si en las fibras conceptuales que eclipsan los alrededores con su alto volumen y densidad, su constante presencia logra sin embargo un efecto de rebote, y en sus alrededores cruzando y colándose aparecen otras voces, apariciones de menor escala que marcan contrapuntos en los discursos de poder. Estas son producto del inmenso regalo de libertad que tienen las palabras e imágenes, aprovechables en todos los sentidos y bajo cualquier fuerza que intente hacerse a ellas, listas cuando se les convoca para sostenerse en la línea del tiempo, palabras o imágenes que avanzan y se retraen como pelotones que nunca cesan en su avanzada.
Convertirlas y traducirlas bajo la lupa del tiempo significa regular su funcionamiento efectivo, en este sentido el pasado deja de ser aquel punto muerto en una línea, y pasa a ser el salto que viene y va, operando como un destello, un alto que anuncia un adelante donde no esperan ni la victoria, el futro o la utopía, un adelante que simplemente es el lugar en el que se juegan las ecuaciones y los códigos del tiempo, donde el pasado quieto y el futuro incierto dejan de ser puntos de la cadena de sucesos que se escriben o enseñan, siendo mejor algo que depende siempre del tiempo producido activamente, ese que se imagina paso a paso y sin el permiso explicito de ninguna fuerza más que la propia.

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