CAZADORES Y RECOLECTORES/HUNTERS AND GATHERERS

Saturación
Desde que el coleccionista y ex-presidente pereirano César Gaviria Trujillo lanzó el modelo de desindustrialización del país, fuimos felices. Saludamos franquicias que junto a la importación de maricaditas, se dedicaron a llenar de basura los accesos de nuestras viviendas con pésimas campañas publicitarias. Así, hicieron su progresiva aparición los tabloides de baja calidad anunciando ofertas irresistibles.
Juan David Laserna ha dedicado gran parte de su juventud reciente a reunir grandes volúmenes de ese material para identificar su repertorio iconográfico. Como el historiador warburguiano que es, examina en ellos mentira tras mentira no tanto para encontrar insultos a la verdad como patrones visuales. Y lo hace y construye secciones: más que el diseño gráfico, le interesan las fotografías, pues con ellas diseñará papeles de colgadura satánicos que ilustran el valor visual de nuestro consumo. Junto con Jack, el de Figth Club, insiste en que esa es la pornografía de nuestros días.
Pero no se limita a la enumeración moralista. En otra de las vertientes de este trabajo encuentra que la representación de esos procesos de intercambio se hace a través de unos gráficos aparentemente inofensivos que conducen a graves consecuencias. Por medio de esta exploración, es posible entender por qué la realización e interpretación de curvas de crecimiento pudo crear una de las retóricas visuales más poderosas de nuestra época. De ellas no sólo dependen campañas comerciales sino incluso miles de vidas. Sólo por mencionar dos ejemplos, cuando miramos hacia la España de la crisis de 2008 o a la Grecia del desastre de 2014-15 y buscamos entender qué llevó a esos países a la quiebra, puede junto con una literatura confusa sólo encontremos líneas de colores distribuidas en ejes X y Y. En teoría, esas prótesis gráficas serán de gran ayuda para saber qué causó la debacle; pero no se limitarán a eso, también condicionarán el que se brinde ayuda o no a un país, que se le invada o no,  que se le cierren sus fronteras o no, que se le obligue a firmar pactos de comercio tarde o temprano. Desde este perspectiva, son dispositivos de extorsión.
Además son de realización exclusiva. Como sucedió con el arte al servicio del catolicismo tras el Concilio de Trento, su producción es confiada a los especialistas. Es decir que a pesar de que cualquiera sepa dibujar, sin autorización no podrá hacer unas gráficas económicas legítimas. Todo esto porque cuando se hacen para circular en la esfera pública contemporánea, como los inventarios de la destrucción que son exigen el manejo de altos volúmenes de información hiperespecializada. Es que es bien difícil convencer a la gente de un país que debe morir de hambre mientras sus bancos continúan a flote.
Como se dijo al comienzo, este es un país, próspero. Nunca moriremos de hambre y nunca nos hará falta nuestra agua embotellada. De hecho aquí hay una novela que nos encanta: la que dice que nuestros indicadores de libertad equivalen a nuestro nivel de consumo. Aunque estúpida, esta ecuación es ampliamente aceptada. Somos libres cuando podemos elegir nuestra marca de papel higiénico, podemos pagar mucho más por una carrera de taxi, visitamos otra tienda de gafas de sol feas y caras, etc. De hecho, somos mucho más libres cuando hacemos eso que cuando analizamos la curva depresiva de nuestros ingresos por trabajo. Mejor no entenderla y mucho mejor si lo hacemos vistiendo ropita extranjera.
Guillermo Vanegas
Texto para la exposicion Cazadores y Recolectores, realizada en MIAMI practicas artisticas contemporaneas en Junio de 2015, en la primera version del proyecto.